26 - 2014

África Vidal Claramonte, Carmen & Martín Ruano, Rosario (Eds.). (2013). Traducción, política(s), conflictos: legados y retos para la era del multiculturalismo. Granada: Comares

Book review by María Pérez L. de Heredia

Bajo el título de Traducción, política(s), conflictos: legados y retos para la era del multiculturalismo, llega a nosotros esta nueva monografía, editada a cuatro manos por las profesoras África Vidal y Rosario Martín Ruano, ambas de la Universidad de Salamanca. Como tienen acostumbrado al lector, sus palabras, y este caso no es una excepción, están siempre llenas de sentido y de significado. Ahora unen sus manos y sus habilidades para componer una obra sinfónica y asimétrica en la que confluye un verbo rotundo y consistente con una voz inspiradora y sugerente. El resultado es una lectura que, desde/en el desequilibrio y la asimetría, resuena con la fuerza de una orquesta en todos los artículos que componen la antología.

La idea de que la traducción es reflejo, y causa, de conflicto, pero también su posibilidad de solución y de salvación, nos la dejan bien clara las editoras en el capítulo primero, «La traducción política y politizada: (re)construir en/el desequilibrio», el cual ofrece una suerte de introducción al viaje apasionante e incierto que tenemos por delante: 191 páginas en las que pasado, presente y futuro confluyen para recordarnos que traducir «significa ir más allá de las oposiciones binarias tradicionales, más allá de la similitud absoluta y unívocamente equivalente y más allá también de la mera búsqueda absoluta del significado», según palabras de Vidal y Martín Ruano (2013: 2), como si acaso pudiera ser de otra forma.

Todo ello está también presente en la contribución que inicia el volumen, escrita por Roberto Valdeón y titulada «Usos de la (no) traducción en la representación del conflicto anglo-español en los Estados Unidos». El autor nos aproxima a las tensiones interculturales que condicionan la traducción de lo hispano en el ámbito norteamericano que explican la marcada ausencia de traducción. Además, cargado de ejemplos variados y útiles, analiza de manera crítica cómo la traducción toma un papel activo en estas fricciones, cómo origina o agrava los conflictos existentes. Pone de manifiesto de qué manera la complicidad de la actividad traductora con la ideología dominante puede resultar en la representación estereotipada de las comunidades minoritarias. Al parecer, la solución pasa por la no traducción, una tendencia popular en este mundo globalizado en el que, no obstante, el anuncio constante de las bondades de la comunicación internacional enmascara en verdad la aceptación del monopolio cultural de los discursos hegemónicos y dominantes, más globalizadores que globales.

No se alejan mucho de estas cuestiones J. David González-Iglesias y Fernando Toda en su artículo conjunto, «Traducción y conflicto: Perdidos en la traducción», basado en el campo de las producciones audiovisuales, tan influyentes hoy en la difusión de identidades culturales. Nos refieren a las llamadas ficciones globalizadas, productos de repercusión planetaria que últimamente incorporan entre sus personajes una representación de identidades culturales muy variada, como reflejo supuesto de la condición transcultural y mestiza de las sociedades multiculturales. Apoyados en las últimas corrientes teóricas de la traducción y con ejemplos extraídos de la serie Perdidos , los autores nos advierten del peligro que entrañan esas supuestas ficciones de lo global, en las que el reflejo de la diversidad es muchas veces superficial y se encuentra sesgado por la visión simplificadora de las identidades dominantes, que jerarquizan el multiculturalismo y lo condenan a perpetuar representaciones estereotipadas, a lo que puede colaborar, y colabora, la traducción.

Por su parte, Juan Jesús Zaro, en su ensayo «El “desafío” austral: las relaciones entre las industrias traductoras argentina y española», destaca la participación de la traducción en la actual reafirmación de la especificidad argentina frente a la herencia castellana más tradicional y en el proceso de cambio de la (anteriormente) norma hegemónica en el universo hispanohablante. Muchas veces se tilda al hecho traductor de idílico puente, placentero y sereno, entre pueblos, culturas y lenguas; sin embargo, tantas otras veces es, como nos recuerda el autor, motivo de desafío y de conflicto, de disputa y de lucha. Y es que, en realidad, la traducción es un arma de resistencia en contra, o a favor, de la perpetuación de poderes; la traducción participa así en un juego de tensiones y conflictos, consiguiendo reducir, o incrementar, las tiranteces y los choques. Pero, por todo ello, nos sugiere el autor, la traducción también cataliza el debate, entre esas identidades en conflicto, sobre la manera correcta y necesaria de articular nuevas formas de convivencia, desde el pasado hasta el presente, que ofrezcan soluciones al conflicto del mañana.

La contribución de Anil Dhingra, titulada de manera genérica «La India y su multilingüismo», insiste en el hecho de que la traducción se propone como un factor clave en el futuro de las sociedades heterogéneas entre las que destaca la india, caso paradigmático donde los haya. Nos ofrece una amplia panorámica del multilingüismo en la India para recordarnos que el caso del país asiático, sin duda ninguna excepcionalidad, es resultado de siglos de contaminación y convivencia, de imposición y dominio, de ataques y defensas. El multilingüismo y el multiculturalismo, asimétricos e ideologizados, son un reto pendiente en nuestro mundo global y globalizado.

En este mismo sentido se expresa en su artículo, «Conflictos de identidad en las dramaturgias poscoloniales de Gurpreet Kaur Bhatti, Rukhsana Ahmad y Meera Syal», Francesca Bartrina. Toma como ejemplo las aportaciones escénicas de autoras asiáticas en los teatros británicos contemporáneos para reflexionar sobre la naturaleza multilateral y compleja de las tensiones que se viven en las sociedades plurales. Las obras de dramaturgas de ascendencia asiática abordan temas sociales conflictivos y defienden discursos alternativos y desafiantes que destruyen por completo los estereotipos establecidos entre la comunidad asiática y la británica. Además, descubren las tensiones existentes sin obviar la necesidad de reconocimiento por parte de la identidad cultural que representan, que tampoco es una homogénea y uniforme. Todo ello, como los ejemplos analizados, demuestra que el conflicto no es, a pesar de nuestro empeño, tan simplificador como desearíamos, y no puede, por ello, reducirse al discurso simplificador que habitualmente manejamos.

Echamos la vista atrás en el artículo de María Jesús Fernández Gil, «El discurso en torno a la memoria del Holocausto a debate: el papel de la traducción en su (ab)uso», que, de manera crítica, parece animarnos a reelaborar el pasado y, por ende, reconstruir nuestra memoria histórica, mal que pese en determinados ámbitos de nuestra sociedad. Según la autora, debemos hacerlo evitando los procesos de simplificación tan cómodos y armoniosos como insatisfactorios y estériles que, en el caso que nos ocupa, restringen la cuestión a unan mera oposición binaria entre víctimas y verdugos, entre judíos y nazis. La legitimación y canonización de este tipo de discursos se internacionaliza y perpetua gracias a la traducción, excluyendo cualquier otra posible visión de la historia. La traducción, como reescritura que es, nunca es inocente pero, a veces, parece que resulta incluso responsable en la transmisión de ciertos discursos interesados que representan de forma alienante e indebida nuestro pasado, lo que nos conduce a una visión restringida de nuestro presente.

Por su parte, Ovidi Carbonell analiza en su contribución, «La traducción ante la incompatibilidad ideológica», una declaración vaticana a partir de un discurso de Benedicto XVI y sus consecuentes traducciones. Según nos cuenta, el mencionado discurso originó un conflicto con el mundo musulmán que podría haberse evitado de haber utilizado de manera consciente la traducción como arma conciliadora y hasta mediadora. Para ello, el autor nos propone una interesante tipología, detallada y específica, de estrategias de traducción que ayude a superar los conflictos inherentes a discursos ideológicos tan incompatibles, supuestamente, como los involucrados en el ejemplo que maneja. La traducción puede acabar con las desavenencias interpretativas que separan ambos mundos, puede ayudar a conciliar y a no separar o excluir. La traducción, en fin, puede colaborar a que el conflicto entre posiciones ideológicas tan discordantes se minimice.

El artículo conjunto que firman Jesús Torres del Rey y Silvia Rodríguez Vázquez, «Traducción y accesibilización de discurso público en formato web», propone explorar las posibilidades que ofrece la traducción de inclusión frente a la exclusión y nos involucra en un auténtico desafío como el que entraña la accesibilización de las páginas de contenido político e institucional en internet. La tarea pendiente que supone la incorporación de la accesibilidad protagoniza la agenda actual de instituciones y sujetos traductores y, además, permite ahondar en los límites entre la imparcialidad y la intervención, entre otros. El apasionante reto que plantean los autores pone de manifiesto que las páginas de internet adaptadas para diferentes colectivos de discapacitados no son sino un ejemplo más de cómo las cuestiones relativas a la mediación tecnológica y funcional no pueden separarse de las que se refieren a lo ideológico y cultural. Afloran cuestiones de gran calado ético sobre las que nos invitan a reflexionar y que nos conducen a profundizar en otras relativas a la neutralidad o la intromisión del traductor del siglo xxi.

«Dinámicas de confluencia y confrontación en el campo de la interpretación: una aproximación narrativa» es el título del ensayo de Julie Boéri, quien nos invita a adentrarnos en el campo de la interpretación. Elige una serie de relatos sobre la figura misma del intérprete que analiza desde una perspectiva narrativa, lo que le permite recorrer la evolución de la profesión y detenerse, al mismo tiempo, en aquellas representaciones que marcan la formación de los intérpretes e incluso su ejercicio profesional. Recurre a un marco histórico y profesional para cuestionar los parámetros de neutralidad y objetividad como pilares del discurso tradicional en torno a la interpretación. Desde una posición de alguna manera desafiante, la autora nos transmite la necesidad de que el intérprete adopte un perfil crítico, que abandone la acostumbrada neutralidad, que salga a la palestra y se haga visible. Y es que solo de esta forma podrá afrontar los nuevos retos y atender las nuevas necesidades, tal y como requiere nuestro mundo actual.

Volvemos, aparentemente, al pasado cuando leemos las palabras de Pilar Godayol, quien en su contribución, «Traducir el sitio de Leningrado: de intérpretes e (in)comprensiones en La aguja dorada de Montserrat Roig», se muestra tan exquisita como siempre a la hora de recuperar nombres y acciones del ayer que tienen mucho que enseñarnos a la hora de (re)construir nuestro hoy. Nos describe las aventuras y desventuras de la escritora Montserrat Roig durante el tiempo que ésta pasa en Leningrado para recrear el sitio de la ciudad en la época de la ocupación nazi de la URSS, y poder escribir un libro sobre todo ello. El factor extranjero se hace muy presente, a través de la figura de los intérpretes que le acompañan durante el tiempo que dura su viaje, hecho que aprovecha Godayol para analizar diferentes formas de interpretar y de ser interpretando, de aproximarse y descubrir lo otro, lo nuevo. Y es que, con palpable honestidad, la autora va más allá del ejemplo y la anécdota e investiga acerca del proceso de reconocimiento de lo otro, un recorrido que implica siempre adquirir conciencia de nuestra propia naturaleza, conocimiento a veces doloroso que nos conduce a descubrir que la comprensión, como la incomprensión, son ambas actitudes habituales al enfrentarnos a lo otro, a lo nuevo.

Como colofón a la antología, y para reafirmarnos en que, en verdad, la traducción no es sino un viaje incierto, encontramos el artículo que firma Dora Sales, «“Calibán ha salido de la isla…”: viaje y traducción». En él se nos plantea la idea de que traducir, como viajar, no significa solo desplazar, ya sean personas, ideas o textos los desplazados. También significa descolocar(se), y recolocar(se), y reubicar(se), tal y como nos invita a pensar la autora. Un reto y un desafío para el traductor actual que, como el mundo al que pertenece, puede ver el viaje como una obligación o como una oportunidad. Un viaje, como la traducción, siempre supone descubrimiento y evolución; además, siempre nos pone a prueba, como lo hace la sociedad multilingüe y multicultural en la que vivimos. El mayor desafío para un traductor, en fin, parece ser la creación de espacios auténticamente interculturales en los que prime la interacción, el diálogo y el respeto.

En resumen, la antología Traducción, política(s), conflictos: legados y retos para la era del multiculturalismo nos demuestra, a través de la lectura de todos y cada uno de los artículos que la componen, que hoy en día son muchas y variadas las oportunidades para la traducción, como muchos son los retos que se plantea la traducción, que es política, e incluso politizada. De manera clara, con una u otra voz, asimétrica, desigual, todos los autores manifiestan que la sociedad multicultural es el presente del hecho traductor: conflicto, política(s), desigualdad y multiplicidad; es legado, pero también es reto y desafío. En fin, los traductores tienen ante sí, ahora más que nunca, el apasionante desafío que plantea la (re)construcción asimétrica y desequilibrada del mundo híbrido que habitamos en el que, una y otra vez, se cruzan y chocan los discursos y las culturas.

December 9, 2014
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